La música clásica, un deporte de élite

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En este artículo de  analiza las características similares entre un músico profesional y un deportista de élite.

Músicos deportistas

Sujeto a normas

La música clásica, como cualquier deporte, también tiene sus normas específicas. El compositor conoce las limitaciones técnicas de cada instrumento y refleja en una partitura las reglas a seguir para la interpretación de una obra musical. El director de orquesta o el líder del grupo se encarga de unificar los criterios de cada músico para que la interpretación se haga de forma conjunta y con unas normas estilísticas específicas.

Dedicación máxima (que no exclusiva)

La actividad deportiva requiere de una práctica diaria para adquirir, mantener y mejorar las habilidades necesarias para manejar la raqueta, el balón o el bate.

Exactamente igual que ocurre con cualquier instrumento musical, que precisa de un estudio intenso y constante para desarrollar la técnica propia de dicho instrumento.

No hablamos de dedicación exclusiva porque, como ya te he comentado en otras ocasiones, no todo es tocar el trombón.

Preparación física

Antes de comenzar un partido de fútbol, los dos equipos saltan al terreno de juego y realizan calentamientos musculares para prevenir lesiones y preparar al cuerpo para la actividad física. Del mismo modo, al finalizar el partido todos los jugadores realizan estiramientos.

Los músicos también nos preparamos físicamente (o deberíamos) antes de empezar a tocar y al finalizar nuestra sesión de estudio, ensayo o concierto. Ejercicios de calentamiento, respiración, estiramientos, relajación muscular…

Lesiones

Sí, los músicos también nos lesionamos.

Según un estudio del Hospital Quirón de Valencia el 75% de los músicos sufren a lo largo de su carrera alguna lesión. El mantenimiento de posturas forzadas y la repetición de movimientos son los principales factores por los que se producen por lo que una buena preparación física y una adecuación postural más ergonómica podrían ayudar a prevenir estas lesiones.

A diferencia de los deportistas de élite, los músicos profesionales no suelen tener detrás un equipo especialista en tratar estas dolencias más frecuentes de lo que nos gustaría.

Preparación mental

Afrontar un partido decisivo, igual que salir al escenario a realizar una audición, requiere también de una preparación mental adecuada.

En un equipo, el entrenador (coach) tiene la responsabilidad de que los jugadores lleguen motivados al encuentro, que confíen en sus posibilidades y pongan en práctica lo que han trabajado durante los entrenamientos para conseguir su objetivo: ganar.

El objetivo de los músicos es ligeramente diferente, pero el proceso es el mismo. Para mí lo más importante durante la audición o concierto es ser capaz de transmitir aquello que he preparado durante horas y horas de estudio personal, y si consigo plasmar mi trabajo en una buena audición, el resultado positivo está conseguido, aunque finalmente no gane el puesto de trabajo…

Motivación

Afrontar los retos con una actitud positiva y una motivación extra es fundamental para continuar mejorando cada día. Esta necesidad es ampliable a cualquier profesión, pero los músicos muchas veces estamos faltos de esa motivación que nos haga disfrutar de lo que hacemos. Plantearse unosobjetivos realistas siempre ayuda a mantener un rumbo. ¿Tienes claros tus objetivos profesionales a corto, medio y largo plazo?

Hacer disfrutar al público

La música clásica es cultura y también espectáculo. Al igual que en los deportes, hacemos disfrutar al público con nuestras actuaciones pero, a diferencia de estos, la música clásica tiene un público en decadencia. Nosotros necesitamos conectar con el público para sobrevivir y desarrollar nuevas audiencias para el futuro.

Hay algunos deportes de masas que no necesitan hacer estos esfuerzos, pero otros menos practicados también se encuentran con la necesidad de crear una cantera de aficionados y nuevos deportistas de élite.

Errores

No nos gusta hablar de ellos pero son una parte fundamental de la música y del deporte: los fallos o errores. Se aprende de ellos. Al menos, deberíamos hacerlo.

Que levante la mano el músico que no haya hecho notas falsas durante algún concierto o el jugador de baloncesto o fútbol que no haya fallado un tiro libre o un penalti.

Los fallos son parte de nuestro trabajo y aunque hay que tratar de minimizar su impacto y trabajar para que no se produzcan, son inevitables. Tampoco hay que martirizarse por tenerlos, es algo común. Aún con todo lo que hacemos, somos humanos.

¿Qué otros aspectos crees que tienen en común los deportistas y los músicos? ¿Somos los músicos deportistas de élite?

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