Hace 53 años, Marta C. González, primera bailarina del Ballet de Nueva York logró burlar su Alzheimer al escuchar la pieza del Lago de los Cisnes de Tchaicovsky.
La neurociencia ya ha demostrado que entre las últimas áreas en desaparecer en el cerebro herido por el Alzheimer están las encargadas de la memoria musical y la capacidad de sentir emociones.
Se muestran resultados positivos en la agitación y ansiedad de los participantes, mejoras en su calidad de vida, en su estado de ánimo, en sus recuerdos, en su estado físico y fisiológico, en su socialización, así como el efecto que se traspasa a familiares y trabajadores con este tipo de pacientes.
Los efectos hacen «despertar» a la persona momentáneamente, parece que por instantes vuelve el movimiento coordinado, vuelven emociones intensas, vuelve un lenguaje más coherente, vuelven recuerdos de toda una vida, y lo más importante, vuelve el sentimiento de autonomía, se sienten importantes, protagonistas y únicos, y disfrutan de ese momento, su momento, aunque ya su vida tenga una dirección fija y difícil, el camino será lo más amoroso que se pueda, hasta el último de los suspiros.
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