La importancia de la silla donde tocamos

Muchas veces estamos tan preocupados por afinar, pasar bien el arco, descifrar la partitura, hacer esa bonita frase como está en nuestra cabeza…que nos olvidamos de nosotros mismos, y quizá todos esos objetivos sean mucho más difíciles de alcanzar porque estamos mal sentados.

La posición correcta nos la debe indicar el profesor y después nosotros debemos mantener sus indicaciones en casa, siempre con la ayuda de un espejo. Pero bien es cierto que de nada sirve empeñarnos en mantener la postura correcta si nuestro asiento se empeña en que nos resbalemos hacia atrás, nos cuelguen los pies o me de con el reposabrazos cada vez que paso el arco.

La silla o banco que utilicemos para estudiar debe adaptarse a nuestras necesidades y los parámetros en los que debemos fijarnos para una buena elección son la altura, la horizontalidad estabilidad y que carezca de reposabrazos.

 Altura: es evidente que un niño de 8 años no tiene la misma estatura que uno de 14 o la de un adulto. Para tocar con una posición correcta los pies deben llegar bien al suelo. Para un niño buscaremos un asiento a su altura o bien que se pueda regular y se adapte a su crecimiento. ¿cómo sabemos qué altura es buena para él? Al sentarse deben quedarle las piernas en un ángulo de 90º 100º no menos. Para los adultos solemos usar un asiento estándar, pero debemos saber que existen sillas de diferentes alturas o regulables también para nosotros, como por ejemplo la banqueta del piano.

Horizontalidad: el asiento que usemos para el estudio debe tener la base sobre la que nos apoyamos plana. Si está inclinada hacia atrás o es cóncava nos obligará a estar forzando musculatura o luchando constantemente para conseguir la posición correcta para el estudio. Quizá esta característica sea más importante para cellistas y contrabajistas que para otras especialidades.

Respaldo: depende de la forma en la que nos sentemos lo necesitamos o no, pero si está desde luego no molesta.

Reposabrazos: prácticamente incompatible con la mayoría de los instrumentos. Necesitamos movilidad, espacio. La silla debe adaptase a nosotros y no al revés.

Estabilidad: debemos evitar sillas tipo oficina con ruedas aunque sean regulables. También las baquetas de tres patas ya que pueden ser inestables y con un violín (viola, cello, etc) en la mano hay que evitar accidentes.

Acolchado: es sólo una cuestión de comodidad, pero finalmente pasamos mucho tiempo sentados dedicados al estudio y es importante no tener molestias extra.

Por último y como reseña hacia chellistas y contrabajistas deberemos fijarnos en si las patas de la silla permiten sujetar la correa para la pica fácilmente, ya sea mediante la anilla o pisándola. Si no cumple ese requisito es muy aconsejable disponer de una alfombra que permita el apoyo y sujeción de la pica de forma estable.

Es posible que muchos de nosotros nunca nos hubieramos planteado la importancia de la silla en la que tocamos, pero si hacemos un recuento total de horas de estudio creo que merece la pena dedicar un momento a acondicionar nuestro lugar de trabajo, ganaremos no sólo tiempo sino también salud!

Fuente: www.selecciondeinstrumentos.es

Imágenes: Cellos , Silla con guitarra

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